jueves, 3 de marzo de 2011

...le quitamos espacio a lo verdaderamente importante

Después de un febrero tan drástico para miles de bolivianos que de un día a otro lo han perdido todo o casi todo es difícil tener el ánimo con algo de entusiasmo, cuantas ilusiones se habrán desmoronado junto a los deslizamientos e inundaciones, qué difícil debe ser pretender construir el futuro cuando el presente es tan implacable, no te da margen a nada, las desgracias casi siempre son sin atenuantes y lo más triste que siempre su furia se desata con más fuerza con los más pobres, en éste febrero no ha sido la excepción, si bien la solidaridad no se ha hecho esperar, sabemos que ésta tiene fecha de expiración e ira declinando en tanto pasen los días y las semanas, de aquí a algunos meses los damnificados estarán más solos, más desvalidos y no habrán recuperado ni sus pertenencias, ni la esperanza, esa es la experiencia de hechos similares que acontecieron con anterioridad y nada nos hace pensar que esto pueda cambiar.

Por lo anterior y por mi estado de ánimo febrero no ha sido un mes para escribir sino para reflexionar, reflexionar sobre el futuro es y ha sido cuesta arriba dadas las actuales circunstancias, mas bien ha sido una invitación para ver algunas facetas del pasado, aquellas que están encabezando las listas de recuerdos, por su trascendencia, por su carga emotiva o sólo por la simple felicidad que en su momento provocaron, por suerte las tristezas se quedaron un poco rezagadas o preferimos guardarlas y no desempolvarlas.

Recordando cosas, hechos, personas, situaciones he llegado a la conclusión que muchas veces no supe aprovechar de las cosas simples pero importantes de la vida, por eso éstas cosas seguramente serán deudas que se irán conmigo, me pregunto ahora por qué no dije más veces "te quiero", por qué no dí más besos, por qué no dí más gustos y exigí menos, por qué no disfrute más de las cosquillas, por qué no reímos más de cualquier cosa, por qué no salí más veces a caminar sin rumbo sólo por el gusto de caminar, porque no compartimos más el tiempo que pasamos juntos, porque creamos los silencios tan largos si podían ser llenados con risas, complicidades y confesiones, por qué no disfrutamos más de las mesas y sobremesas, por qué no me anime a cocinar, por qué no viajamos más y paseamos más, porque no conocimos más gente y más lugares, por qué no abracé más a mis hijos, por qué no fuimos más veces al cine, por qué no jugamos más a menudo, por qué no hicimos más fogatas y montamos más bicicleta, por qué dejamos que pase el tiempo, en mi caso la vida, para percatarnos que estamos desaprovechando nuestro tiempo, porque creemos que lo que hacemos es muy importante y le dedicamos tanto tiempo que le quitamos espacio a lo verdaderamente importante, lamentablemente el tiempo no tiene pausas ni treguas y cuando reparamos es un poco tarde.

Cuántos por qués me quedarán pendientes

Tratare de reparar algunas de éstas deudas, las todavía posibles de saldar, pero confieso que he perdido la costumbre, me inhibo, me veo un poco cursi y forzado y desestimo de saldar mis cuentas, serán pequeñas batallas que tendré que ir ganando, ojala no sea demasiado tarde

jueves, 20 de enero de 2011

...nosotros lo intentamos y no siempre lo logramos.

Poco a poco el nuevo año va entrando en normalidad, acaban las vacaciones, los inventarios, los descansos y empiezan los planes, los colegios y las universidades, vuelve la cotidianidad y todos tienen la esperanza de pasar un buen año, yo también aunque lo siento incierto, no tengo indicio alguno de como podre acabar el año, la evolución de la enfermedad genera sólo incertidumbres, por lo que será parte de mi existencia lidiar con la incertidumbre vital, el pasar los días sin saber la proximidad o la lejanía del final, nadie sabe cuando ni como será su final, la única diferencia en mi caso es que convivo con la amenaza que dentro mio evoluciona caprichosamente para acabar con mi vida, así las enfermedades fatales son el enemigo que convive contigo, tienes que luchar contra él dentro de ti mismo, todos los días ganas o pierdes las batallas, un día amaneces bien, con ánimo, otro decaído y desanimado según el resultado de tus batallas, de donde sacar fuerzas para no desfallecer, cómo hacer para mantener el ánimo firme, seguramente en el camino encontrare la respuesta y ojalá no sea demasiado tarde.

Pero además de lidiar con mi enemigo interno hay otras cosas que no dejan de preocuparme y son quizá las cosas mas importantes que mi enfermedad, lo primero y lo mas importante, mi familia, como enfrentaran cada uno de ellos el año, sus desafíos y retos serán asumidos del mejor modo posible, lucharan integramente por sus anhelos y sueños, no serán presa de la derrota, como podre ayudarlos, escucharán mis consejos, pasarán por alto las advertencias, serán prudentes pero firmes, cómo saberlo, mientras esté presente sabrán que cuentan conmigo, después el recuerdo sólo puede acompañar, quizá acordarse de algún hecho, una conversación o una simple actitud que los llame a al reflexión, pero no mucho mas. Esto me genera angustia, quisiera saber como estará mi familia sin mi presencia, será que la ausencia la llenan con unirse más, comprenderse mejor, o será que se alejan entre ellos, cada uno se encierra en su intimidad, se rompe el equilibrio y viene el desencuentro, espero que no suceda nada de esto, creo que con todas mis falencias siempre les he inculcado la unidad, pero las ausencias a veces se llevan también los valores que creíste dejar plantados y vienen otros mas nuevos, lamentablemente no siempre mejores, pero así es el mundo adoptamos nuevos valores a nombre de la modernidad, nos libramos de prejuicios y tabús, así también somos mas tolerantes a muchas imposturas e inconductas, cómo saber el límite entre mejorar y resignar, bueno esa es la pelea diaria en la construcción de nuestro sistema de valores, tanto los individuales, los íntimos, así como los colectivos, los sociales, los que vamos asumiendo mancomunadamente, aquellos que nos permiten entender luego a nuestra sociedad, tan contradictoria y compleja, pero es la que tenemos o mejor es en la que nos toco vivir y optamos por quedarnos en ella, al final cualquier reclamo remitirse a tu colección de recuerdos, en algún momento decidiste y te quedaste, de pronto en ese momento era conveniente y ahora ya no, que pena fue nuestra opción, pero también es probable que no tengamos nada que reclamar sabíamos donde y porque nos quedamos, quizá no del todo satisfechos, pero conformes, de mi parte me quede para pelear, estaba lleno de profundas convicciones, creía en la gente, di lo mejor de mi, no perdí mi compromiso, me jugué por lo que creía, cometí errores, sobrelleve mis derrotas, aporte cuanto pude y no desmaye para seguir adelante, pero también fui poco intransigente y permití que nos robarán los sueños, que se apropiarán de nuestros triunfos y se aprovecharán de nuestra desidia e ingenuidad, en el inventario final también tendré que anotar que permitimos la traición a nuestras ilusiones y valores.

También me preocupan mis amigos, aquellos que no me abandonaron, los que siempre estuvieron ahí, dispuestos a darte la mano, esos seres entrañables que la vida te los pone en el camino para que te acompañen y te protejan, los que nunca reclaman y siempre se brindan, creo que no tendré ni tiempo ni ocasión de darles una mano, de agradecerles, de acompañarlos en sus desventuras, ni de compartir sus sueños conquistados, seguramente me iré en deuda con ellos y eso me preocupa, debo confesar que soy un privilegiado, he recibido tanto para lo poco que he dado, en el inventario final tendré que anotar que dejo deudas a mis amigos, por ahora pretendo cancelarlas pidiendo a Dios los bendiga y los proteja, cuando no esté, sólo serán deudas y recuerdos y cuando vuelvan a la memoria ojalá provoquen siempre una sonrisa, así deberían calificarse las buenas amistades, aquellas que son capaces de quedarse en los recuerdos y cuando las traes a la memoria dibujan una sonrisa en tu rostro.

Aunque no quise poner comentarios o reflexiones "políticas" en este blog, también me preocupa el futuro del país, éste por el que en algún momento de nuestra existencia decidimos adoptar y optar, éste por el que nos comprometimos alguna vez y para siempre, éste en el que seguramente se quedarán nuestros hijos y optarán por él, éste país que tantas alegrías y tristezas nos ha dado, hoy lo veo tan inmaduro, tan ingenuo, sigue sin encontrar su camino, sigue siendo presa de la impostura, la ignorancia y el engaño, no encuentra la fórmula para progresar, se sigue rezagando y lo grave es que no siempre se da cuenta de ello, sigue saldando sus cuentas con el pasado y no se pone de acuerdo para construir el futuro, será que nuestros hijos fracasan menos que nosotros, en el inventario final tendré que anotar que pese a mi compromiso y mis convicciones y de tantos otros mas, no avanzamos lo suficiente, tuvimos mas fracasos que éxitos, cuando ya no esté mas el recuerdo será muy breve y el país tiene una muy mala memoria, en cualquier caso por ahora soy poco optimista sobre el futuro, me temo mucho que la pobreza y la desesperanza todavía seguirán presentes y campeantes en nuestro futuro.

Por último, en el inventario final tendré que anotar que se necesita mucho esfuerzo y tesón para dar un paso adelante en la vida, se necesita mucho valor para no dejarse vencer por la frivolidad y la vanidad, se necesita mucha sabiduría para cometer pocos errores, se necesita mucho amor para tener pocos momentos de felicidad, se necesita mucha paciencia y perseverancia para triunfar, pero a mi me falto bastante de todo esto, al final fui tan débil, como egoísta, mis esfuerzos no fueron suficientes y mi voluntad no fue tan fuerte, mis debilidades no siempre fueron superadas y mis empeños no siempre fueron intransigentes, dejamos pasar tantas cosas y fuimos cómplices de tantos traidores, por desidia y por comodidad, pese a todo puse lo mejor de mi, ahora me doy cuenta no fue suficiente, se necesitaba además de compromiso y convicción de una voluntad de hierro y eso no siempre se tiene, ojalá nuestros hijos tengan mas éxito para superar sus debilidades, nosotros lo intentamos y no siempre lo logramos.

martes, 4 de enero de 2011

...que el futuro sepa que lo estamos esperando...

Con la ritualidad de siempre hemos despedido otro año, en mi caso el 54, una cena en casa con mi familia ha sido nuestra celebración, los chicos preparándose para sus posteriores fiestas de rigor, la conversación de todo y de nada y la televisión al fondo que encendimos para escuchar la noticia que minutos antes anunciaba el presidente de la abrogatoria de su gasolinazo, esperamos mucho, los canales también estaban de celebración y por tanto no pudimos ver, ni escuchar ni en directo, ni en diferido la noticia que seguramente servirá de punto de referencia para acordarse del 2010, en el futuro será lo que mas nítidamente quedará en el recuerdos de los bolivianos.

Pero mas allá de este hecho que marcará el año que despedimos, qué nos ha quedado en lo íntimo, en lo verdaderamente importante, muchos habrán logrado triunfos y materializado sus sueños, otros habrán pasado por tormentas y desiluciones y algunos otros habrán pasado el año como si este fuera estático, lo dejaron pasar, sin sobresaltos, pero sin méritos, sin triunfos, ni retos enfrentados, pero también sin fracasos, sólo pasó, en el balance final pérdidas y ganancias cero, creo que esa es la peor forma de pasar los años, sin espíritu, sin alma, sin tratar de conquistar las ilusiones, ni enfrentar las desventuras, cuando de lo que se trata en la vida es justamente de eso, por eso somos sensibles, inteligentes y capaces de amar, esas facultades tienen sentido sólo si sirven para ilusionarse e iniciar la conquista, de cualquier naturaleza, desde el amor, el trabajo, la ciencia, el estudio o cualquier cosa que nos rete y nos motive a demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de traspasar nuestras fronteras y encontrar nuevos derroteros. Sólo sirven para enfrentar y soportar las desventuras, sólo los hombres somos capaces de llorar de alegría y reír en el dolor, solo el hombre remonta las difucultades o muere en el intento, llegamos siempre al limite para vencer y soportar, muchas veces lo logramos y vienen las lágrimas de la alegría, otras no se puede y nos resignamos después del último intento, no antes, hasta los débiles tenemos la fortaleza para hacer un último intento incluso sintiendo cerca a la muerte.

Toda esta inicial reflexión la hago como preámbulo para decirles que yo he tenido un año tremendamente difícil, tanto por el deterioro de mi salud y el aumento de mis limitaciones, cuanto por las dificultades familiares, desencuentros, incomunicación, tensiones, etc. así como por las dificultades económicas que nos toco pasar. Pero cuando en mis silencios solitarios trato de hacer un balance creo que pese a todo tratamos de enfrentar, con cierta entereza, todas las dificultades, no nos dejamos derrotar, aunque reconozco que hubo días que quería bajar los brazos y entregarme a la derrota, de algún lado salía el impulso para seguir dando batalla, así paso el año, concluye como toda batalla con muchas bajas y penurias, pero aún no estamos derrotados, después de las fiestas de fin de año, seguramente concluirá la tregua, volveremos al campo de batalla, con temores e incertidumbres, pero dispuestos a dejar el último latido en la pelea, ojalá no desfallezcamos, que nos dé el aliento para aguantar, que los que nos siguen comprendan que las batallas que enfrentamos es por ellos, para que sus horizontes sean inmensos, para que mañana no los detenga nada, ni nadie y encuentren la fortaleza para vencer sus propias batallas y conquistar sus propios sueños.

Siguiendo esta analogía de la vida con las batallas, como guerrero de honor no puedo dejar de expresar nuestro reconocimiento a nuestros aliados de estas batallas: nuestros amig@s, quienes con su solidaridad, su cariño, su presencia, su acompañamiento, su voz de aliento, su compartir de nuestras lágrimas, su recuerdo, sus oraciones y un interminable etcétera de bendiciones, nos dan fuerza y nos hacer ver en cada momento que nunca estaremos solos, que sepan que los colmamos de bendiciones y que estamos dispuestos a acompañarlos en sus propias batallas como si fueran nuestras, que Dios los bendiga a todos.

Nadie sabe lo que le deparará el futuro, pero que el futuro sepa que lo estamos esperando dispuestos a triunfar, a sufrir, a pelear o morir lo que el destino disponga.