viernes, 19 de febrero de 2010

Esta carta me la escribi a mi mismo hace año y medio, asi estaba mi estado de ánimo, es como ver una fotografía antigua, así me veía en ese entonces.

Carta a mi mismo:

Seguramente nunca te imaginaste que aún la vida te tenía esperando una prueba mas que superar, cuando superaste tus primeras pruebas eras joven, impetuoso, orgulloso, quizá esos atributos/defectos eran buenas herramientas para soportar y aguantar las pruebas que se te presentaban.

Ahora, has tenido que enterarte que tenías un tipo de cáncer que había que enfrentar, sin duda, con pocas opciones, sin perder tiempo, así la mejor opción y en realidad la única tenía un costo enorme que tenías que estar dispuesto a pagar, perder la pelvis izquierda entera, lo que implica perder la función de caminar normalmente, supone también un largo e incierto proceso de tratamiento de fisioterapia, que si es exitoso te permitirá caminar con la ayuda de un bastón o una muleta en un futuro incierto.

No tuviste margen de maniobra, y decidiste con prontitud resolver lo primero, extirpar el mal, tenías un tipo de cáncer muy agresivo y los médicos que te trataron te propusieron frente a un mal agresivo una solución también agresiva y radical, ese camino se opto y hoy Dios mediante no tienes el mal, fue duro pero exitoso.

En verdad lo que no calculaste o mediste fue el costo que implicaba y eso ahora te atormenta, ser tan dependiente, en realidad totalmente dependiente, tanta limitación, tantos dolores, tanta impotencia, tan poca certidumbre de cómo acabaras, caminaras?, manejaras de vuelta un auto? Quizá un automático, como enfrentaras el futuro con tus limitaciones, como trabajaras?, tienes que seguir manteniendo la casa, no hay alternativa.

Y ahora con 51 pirulos (*) encima, la cuesta es más empinada, gracias a Dios tu familia te apoya, cada uno a su manera, eso ya es una buena base, tienes amigos que te han demostrado su aprecio y cariño en tus momentos difíciles, eso también ayuda. Pero tu como estas, como anda tu fortaleza, porque al final solo tu puedes superar o no estas dificultades.

Te siento con temores, dicen que los temores no son malos en si mismos mientras no te ganen, pero son temores al fin, la paciencia nunca fue una de tus virtudes, ahora podrás tenerla, tengo mis dudas, como te conozco temo que puedas bajar los brazos no por debilidad sino por impaciencia, se que tienes las ideas claras sobre tu situación, lo que no se es si tu ánimo será lo suficientemente fuerte, tengo miedo que te venzan las dificultades, que no aceptes perder batallas y por ello pierdas la guerra, que el desanimo te recluya en ti mismo y te deprimas y vayas perdiendo la fuerza para seguir adelante.

Te he visto ganar muchas batallas, con fuerza y sin dudas, solo le pido a Dios que te de la fuerza y la inteligencia para ganar esta batalla que quizás sea tu última batalla, lo que vendrá después de esto solo puede ser madurez y sabiduría.

La Paz, 26 de octubre de 2008

__________________________________________________________________

(*) Cuando escribí esta carta tenía 51 años, ahora ya tengo 53, la pelea viene siendo larga, pero sigue la pelea, lo que no se quien viene ganando, hay días que siento que me estoy imponiendo, pero otros días siento que no puedo y que voy perdiendo, por tanto, me voy muriendo.

1 comentario:

  1. Querido Amigo y hermano, ha sido muy emocionante leer esta carta y poder corroborar que has enfrentado con una fuerza y una valentia asombrosa todos tus temores y preocupaciones de entonces. La batalla no ha concluido y estoy seguro que seguiremos aprendiendo de tu fortaleza, cuenta conmigo querido amigo para hacer tu batalla más llevadera, un abrazo con la amistad de siempre, jl

    ResponderEliminar